PENBOLIVIA, filial COCHABAMBA

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lunes, 30 de septiembre de 2013

LA LITERATURA EN BOLIVIA: Factores que generan su estancamiento



Fuente: Revista El Duende. http://www.lapatriaenlinea.com/?t=la-literatura-en-bolivia-factores-que-generan-su-estancamiento&nota=158770

Hay comentaristas literarios que indican que en Bolivia no hay escritores que mantengan una calidad literaria que les permita crear y elaborar obras que se equiparen con obras de escritores internacionales. Al no haber literatura de calidad, entonces, se dice que poco puede el país ofrecer al mundo. Esto representa, por un lado, mentiras, pero también manifiesta ciertas verdades.

En Bolivia han existido escritores con grandes obras, y hoy, existen autores con trabajos que no tienen nada que envidiar a las obras de escritores de otros países. Sin embargo, poco se conoce sobre la literatura nacional en el mundo. Entre algunos de los factores que no permiten que la literatura boliviana "levante vuelo" y sea valorada, como debería ser, podemos mencionar:

Referencias mundiales y latinoamericanas muy pobres respecto al desarrollo de la literatura nacional: Sobre la literatura boliviana se habla muy poco en otros países, y se desconoce bastante sobre el acervo literario existente. Para esto, las causas son múltiples y que van desde la dejadez de los gobiernos de turno, hasta la apatía de los que se dedican a la literatura. Varios autores, como Adolfo Cáceres, Enrique Finot, Blanca Wiethuchter y otros, muestran que ha habido literatura en lo que fue Bolivia antes de la colonia, y después de la misma. Así, es totalmente falso de que no exista literatura boliviana. Y la verdad es que los entes dedicados a la literatura boliviana no hacen mucho para hacer conocer al mundo internacional lo que producimos. Asimismo, lo que hace el gobierno es muy poco. Las editoriales nacionales, apenas pueden salir del país. Editoriales internacionales no se interesan o desconocen lo que se produce en Bolivia.

Ausencia de Carreras de Literatura que promuevan la investigación y estimulen el desarrollo de la literatura: Solamente existe una carrera de Literatura en la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, y esto muestra por un lado el descuido de escritores locales que no se preocupan de estimular la apertura de carreras de literatura en sus ciudades. Y por otro lado, las universidades estatales y privadas, que tendrían que preocuparse por la apertura de carreras de literatura, no lo hacen ya sea por falta de recursos o por desconocimiento de lo que involucra la literatura en la vida de un país. La no existencia de carreras de literatura en el resto del país, provoca que no se le dé la importancia a la investigación y al desarrollo de la literatura nacional. No se puede saber sobre el valor del legajo literario, si no hay investigadores que lean las obras de los escritores nacionales, de las distintas épocas y diversos géneros, y den su opinión académica.

Inexistencia de Crítica Literaria: Hay muy pocos analistas literarios en el país, y esto genera que no exista una crítica literaria que valore lo que producen los escritores nacionales. Los pocos que escriben críticas lo hacen más por quijotismo o simplemente por "hobby". De todos los críticos existentes, una parte son profesionales de la lengua y de la literatura, sin embargo, sacan criticas como cuenta gotas, y solamente de ciertos autores, "los elegidos" o "los vilipendiados". Algunos han desistido de hacer críticas por haber recibido amenazas. Otra parte de los críticos, son simplemente por afición. En estas circunstancias: Se hace buena crítica para ayudar a desarrollar y dar calidad a la literatura, y se hace "mala" crítica que intenta "matar" o "envanecer" al escritor y no coadyuva en la mejora. 

Pocos escritores que se dedican por tiempo completo a la literatura: Por lo que comenta o escribe gente ligada a la literatura, se dice que "en Bolivia nadie vive de la escritura". La mayoría de los escritores son personas que viven de trabajar en otros rubros, y no en el campo de la literatura. Son muy pocos los escritores que reciben un rédito económico por escribir. Los que pueden dedicarse más tiempo a la literatura, en algunos casos, son aquellos escritores que son docentes e investigadores en universidades, sobre todo en La Paz (carrera de Literatura) y en universidades del exterior. Asimismo, hay escritores que están haciendo cursos de postgrado, y esto les permite tener más tiempo para la investigación y la propia escritura. En estas circunstancias, aparece el círculo vicioso: Como no se vive de la literatura, le dedico poco tiempo; como le dedico poco tiempo a la literatura, produzco poco. Entonces, se puede ver que muy pocos se dedican a la literatura tiempo completo. Y, siendo parcial la dedicación, se produce poco, o la calidad no es la esperada. 

Falta de apoyo de instancias de gobierno, de la empresa privada y de la prensa: Lamentablemente, Bolivia debe ser uno de los países en el que menos se apoya al desarrollo de la literatura. Si bien el gobierno actual ha promovido algo para el avance de la literatura, lo que se está haciendo todavía es muy poco, comparando con otros países. Se debe entender que en todo país culto se lee bastante. Por otro lado, muy pocos son los empresarios nacionales que apoyan a la literatura, prefieren apoyar en otros campos. No se dan cuenta que esta falta de apoyo involucra la realidad del lema: En el país que no se lee, la ignorancia predomina. Y la ignorancia es sinónimo de subdesarrollo. En otros países, la empresa privada promueve la literatura porque sabe que pueblo que lee, produce más, en todos los ámbitos. Por último, la prensa local y nacional, también dan poco apoyo a la literatura. Varios espacios literarios han sido cerrados, con el pretexto de ajustes presupuestarios, sin darse cuenta que eso refuerza la no lectura de sus propios periódicos. Se sobrevaloran temas, como la violencia, que aparentemente "dan dinero", sin importar a qué precio. Un pueblo inculto lee poco, y en ese "poco" están, no sólo los libros, sino también los periódicos, revistas, etc. 

La mezquindad de los propios escritores bolivianos: El escritor boliviano "vive y muere solo". Cada escritor se considera único y no hace nada por sus colegas. Por ejemplo, tenemos a escritores bolivianos en el exterior, que sólo leen a escritores extranjeros y hacen su análisis de sus obras, y sólo de vez en cuando se les ocurre leer o comentar sobre algún autor boliviano. Se ocupan de resaltar lo que existe fuera, y se olvidan de su país. Por otro lado, hay escritores consagrados en el país, que también se ocupan sólo de ellos; están tan ensimismados, que para estos no existen otros escritores bolivianos. Paradójicamente, también se ocupan de resaltar solamente a escritores extranjeros, y sólo de vez en cuando, hablan de otros escritores nacionales. Y si hablan de alguno, sólo hablan de sus "muy amigos" o "conocidos". Entonces, en esa lógica, de que "pocos hablan de pocos", el escritor boliviano es un ilustre desconocido. Lógicamente, que no vale generalizar, hay escritores en el extranjero y en el país que sí se preocupan de estimular la literatura boliviana y de apoyar a sus connacionales. En este contexto, no se debe olvidar que Borges, García Márquez, Vargas Llosa, Carlos Fuentes y otros grandes de la literatura latinoamericana, en sus primeras épocas, tuvieron a verdaderos amigos que les impulsaron en el arte y oficio de la literatura de forma permanente, y por eso llegaron donde llegaron. Y es por la mezquindad humana que nuestros escritores no pasan más allá de ciertos límites; solos se ahogan y se mueren. Se debe comprender que el egoísmo mata la creatividad y la realización. La mezquindad (sumada a la mediocridad) es una variable relevante y que provoca que no se tenga escritores bolivianos consagrados a nivel internacional como aquellos escritores de renombre mencionados. Y si esta mezquindad se mantiene, será siempre el gran escollo para no salir de nuestra mediterraneidad literaria. 

La formación del escritor: Como dije antes, son pocos los escritores nacionales que tienen formación profesional en el campo de la literatura, esto por la falta de carreras, y por falta de incentivos. Por la calidad de las obras publicadas, se podría decir que la mayoría de los escritores bolivianos, simplemente escribe por escribir, ya sea como pasatiempo o entretenimiento. Otros acuden a las universidades para cursos de pregrado o postgrado y así mejorar su escritura. Otro tanto, recurren a la autoeducación, y poco a poco van adquiriendo la habilidad para ser escritores de "verdad". Alguien decía que la formación del escritor está más en el plano de la vida misma. De todas maneras, tiene que haber equilibrio entre formación personal y formación académica.

Falta de correctores literarios: Uno de los vacios más grandes en el ámbito de la escritura nacional, es la falta de correctores literarios que posibiliten al escritor un afinado de sus obras. La mayoría de los escritores acuden a amigos escritores o a profesores de lenguaje para la corrección de sus escritos. Y como eso involucra tiempo y trabajo, a veces, las obras son corregidas "por aquí pasó" o simplemente, el amigo o el profesor no son expertos en la corrección, y la obra es corregida con "vacíos" y "debilidades". 

Existencia de pocas instituciones dedicadas a la literatura: En función de la población boliviana, se puede decir que el número de instituciones dedicadas al desarrollo y difusión de la literatura es reducido. Y algunas funcionan con poca gente, y con un mínimo de actividades. Esto también debilita el desarrollo de la literatura nacional, puesto que el escritor no tiene el apoyo de un ente que lo aliente y lo motive. 

Editoriales nacionales que tienen poca proyección internacional: En el pasado las editoriales se centralizaron más en el mercado local y nacional. Se tiene referencias de que la editorial "Los Amigos del Libro", en épocas pasadas, posibilitó proyección internacional a varios autores nacionales. Esto no duró mucho tiempo, ni tuvo efecto en otras editoriales. Hoy, la proyección internacional de las editoriales del país es todavía timorata, entonces, los autores nacionales solamente son para Bolivia; descontando muy pocos autores que ya tienen apoyo de editoriales externas o la asistencia de algunas editoriales bolivianas a ferias internacionales.

Considero que éstos son los factores más relevantes que provocan que la literatura nacional no se desarrolle como tendría que ser. Estos aspectos, como se ha visto, limitan y estancan todo el proceso literario, y generan una sensación de parálisis en los escritores. Y ahí aparecen varios círculos viciosos: a) "para qué voy a producir una obra de calidad si nadie lo va a valorar", b) "para que me voy a dedicar a la escritura a fondo, si de eso no voy a vivir", c) "para qué vamos a invertir más en publicar, si la mayor parte de los escritores son mediocres", d) "si los escritores bolivianos tienen poca relevancia, mejor leer la obras de autores extranjeros", e) "si nadie me valora como escritor en este país, por qué tendría que valorar yo a alguien"; y así por delante. Entonces, será necesario romper con los círculos viciosos, y atacar los puntos mencionados para promover la transformación del quehacer literario nacional. En esa labor debemos estar todos aquellos que tenemos relación diaria con el libro, ya sea novela, cuento, poesía, teatro, y otros. Así, estaremos sacando a la literatura nacional de la mediterraneidad y del subdesarrollo. 


Por: Iván Prado Sejas. 
Presidente del PEN Cochabamba
PEN BOLIVIA/PEN INTERNACIONAL




jueves, 19 de septiembre de 2013

Las rupturas en la narrativa boliviana

Por: Adolfo Cáceres Romero

La raíz de ruptura está en el verbo romper. Romper implica terminar una relación de continuidad; sólo que en literatura esa continuidad, de alguna manera, se mantiene. Es lo que percibió Vargas Llosa en “Los Fundadores del alba” (1969), novela de Renato Prada, como reminiscencia del romanticismo en un corpus de técnica joyceana, con cruce de planos y flas back.

Desde luego que las rupturas que se dan en la narrativa boliviana no pueden dejar de ser literarias, a no ser que se pretenda enfocarlas desde el campo político, social, antropológico, lingüístico, etc.; de ahí que el propósito de los auspiciadores del Sexto Foro de Escritores Bolivianos, que se desarrolló en el Centro Cultural y Pedagógico Simón I. Patiño, el pasado mes de agosto, remarca su carácter literario. Al respecto es importante destacar la labor del mencionado Centro. Su esfuerzo es enorme y encomiable, para congregarnos, una vez más, frente a nuestros valores literarios. Hablo de los valores de la literatura boliviana todavía no calificada como debieran ser, por la ausencia de críticos de oficio y nivel aceptable. Estamos acostumbrados a llamar críticos a los estudiosos de las letras, sean bolivianas o no, pero ese es otro problema que enfocaremos en otro momento. Por lo pronto bástenos señalar que los críticos organizan, orientan y destacan el desarrollo de las letras de un país, como lo han hecho Mijail Bajtín, en Rusia, y Walter Benjamín, en Alemania. En Bolivia nadie ha alcanzado la proporción de esos maestros; sin embargo, es encomiable la labor deCarlos Medinaceli (1998-1949), en la primera mitad del siglo XX, y de Roberto Prudencio (1908-1975), que ha analizado las obras hasta los primeros años de la década del 70, habida cuenta del año de su muerte y que recién sus comentarios críticos fueron reunidos en volumen a fines del siglo XX, póstumamente; ocurriendo algo similar con Carlos Medinaceli, dado que las obras de crítica que continúan a “Estudios críticos” (1938) recién fueron apareciendo entre 1955 (“Páginas de vida”) y 1975 (“La reivindicación de la cultura boliviana”). Pero volvamos al tema de las rupturas.
Primero, una ruptura —clara y precisa— en la narrativa boliviana del siglo XX, la encontramos en la transición del romanticismo al realismo. Los románticos continuaban narrando hasta antes de la Guerra del Chaco. Rosendo Villalobos (1859-1940), uno de sus máximos representantes, se mantuvo activo hasta el final de su vida. Su cuento “Sor Natalia”, apareció en una antología del cuento hispanoamericano, en Madrid, en 1948. En 1928, Adela Zamudio (1854-1928) fue coronada por el gobierno de Siles, como la máxima figura de las letras bolivianas, en 1926; en 1913 había publicado su novela “Intimas”; sus cuentos andaban dispersos en periódicos y revistas, hasta que fueron reunidos en dos volúmenes: “Cuentos Breves” y “Novelas cortas”, en 1943. Con Arturo Oblitas (1873-1921), ocurrió algo parecido. Su novela “Marina”, salió en 1907; luego, sus cuentos y esa misma novela fueron reunidos en un solo volumen, con el título de “Obras”, en 1972. Adela Quintanilla (1886-1935), amiga de Adela Zamudio, no pudo ver publicada su novela “Entre el amor y el deber”, que recién salió el año 2000. El romanticismo no murió y se halla presente en muchos poetas y narradores de hoy. Conste que hablamos de los narradores considerados esencialmente realistas.
Momentos del realismo
El realismo ingresó en Bolivia a comienzos del siglo XX, concretamente en 1904, con “Wata Wara”, como atisbo indigenista del joven Alcides Arguedas (1879-1946), que ese entonces tenía 25 años. Leonardo García Pabón, en el VI Foro de Escritores Bolivianos, centró su estudio en “Wata Wara” y no en “Raza de Bronce” (1919), que es la misma novela ampliada y corregida; desde luego que García Pabón también reconoció que es “Vida Criolla” (1905), novela del mismo Arguedas, donde se muestra, por primera vez, los rasgos propiamente realistas; asimismo, como reza el subtítulo, esta es “la novela de la ciudad”, en este caso de La Paz; obra que no sólo “alza el velo rosado con que nuestra fantasía cubre las llagas que corroen el cuerpo social (de esa ciudad)”, como expresa Julio César Valdez, en el prólogo de esa primera edición, sino la caída de una clase social que buscaba, en la política, un estatus histórico, que se frustró por la falacia de sus argumentos. Según Cachín Antezana, la novela urbana se consolida en 1979, con “Felipe Delgado”, de Jaime Sáenz. Al respecto cabe aclarar que podemos integrar la visión de La Paz con varias novelas, especialmente con“American Visa” (1994), de Juan de Recacochea; “Periférica Blvd (2004), de Adolfo Cárdenas; “Borracho estaba pero me acuerdo” (2002), de Víctor Hugo Viscarra, y también con muchos de los cuentos de Marcela Serrano.
Cabe aclarar que la narrativa realista tiene varias rupturas, según sus aristas, por cuanto no solo se concreta a mostrar la fisonomía de unos personajes y su entorno social o político, como ocurre tanto con el realismo costumbrista como con el tradicional. Es, también, la lucha del hombre confrontado a un medio hostil. Muchas veces tal lucha se da consigo mismo, como ocurre con el realismo psicológico; en fin, esos quiebres o rupturas, para muchos estudiosos y expertos de la literatura boliviana pasaron desapercibidos, inclusive las rupturas técnicas, que abandonan la narrativa lineal y cronológica, variando la esencia de su estructura. En 1937, con “El Occiso”, libro de cuentos de María Virginia Estenssoro (1902-1970), se da una ruptura significativa que, nadie, sino Saturnino Rodrigo, la advirtió; al punto de que los entendidos de hoy, la ignoran y consideran que el innovador de ese realismo, esOscar Cerruto (1912-1981), con “Cerco de penumbras” (1958), libro de cuentos. En cuanto a la novela, David S. Villazón (1910-¿1989?), publicó, en 1939, “Rodolfo el descreído”, sin que nadie más que su prologuista, Enrique Baldivieso, advirtiera que se trataba de un autor cuya originalidad era su sello o “título” característico, para reírse de sí mismo y de sus posibles críticos (que desde luego jamás existieron), llevando la temática de su novela a las trincheras de la Guerra del Chaco, con un humorismo nunca visto en la narrativa boliviana. El innovador, para Cachín Antezana y los llamados “críticos” modernos, es Marcelo Quiroga Santa Cruz (1931-1980), con “Los deshabitados” (1959). Habituados a ese mito, en el VI Foro prácticamente se ignoró la técnica del nuevo realismo, que implica una ruptura formal, pero, en fin, quedaron para otra oportunidad las aristas del realismo mágico, del hiperrealismo y del realismo sucio, que continúan vigentes. Desde luego que valió la pena motivar, no sólo a los 7 expertos que convocó el Centro Patiño, sino al público asistente, ávido de conocer más sobre nuestra literatura.
El VI Foro fue cerrado con la presencia del historiador, periodista y expresidente de la republica, Carlos Mesa Gisbert, que logró complacer a su auditorio, brindándole mayores luces sobre la hora actual de la narrativa boliviana, inclusive explayándose con un análisis crítico sobre la última novela de Wilmer Urrelo, “Hablar con los perros”(2011), que salió en “Puntos de vista”, del diario “Los Tiempos” (domingo 25 de agosto), con el título de “Urrelo y su perro loco”.
¡Ah!, no podemos olvidarnos de la narrativa femenina, aunque, a esta altura de nuestra vida literatura, me suena raro y arcaico que haya tal distinción. Concibo la literatura como un arte único, sin distinción de clase ni de género, pero en el VI Foro se dio este espacio, gracias a Dios no como una ruptura, a cargo de un experto en la narrativa escrita exclusivamente por mujeres; Willy Muñoz, que además se muestra como reivindicacionista, a partir de su premisa se halla fuera de foco, al decir: “El hecho que la mujer boliviana escriba es ya un acto revolucionario”. No hay tal “acto revolucionario”, por cuanto se trata de un acto natural, tan natural como el de cualquier ser humano, sea varón o mujer. La mujer siempre ha dado muestras de su talento literario, hasta tenemos un clásico universal en la figura de Jane Austen (1775-1817), que a los 21 años nos sorprende con su novela “Orgullo y Prejuicio” (1813), considerada como una de las cuatro o cinco mejores novelas del mundo. Lo revolucionario está en la actitud con la que Adela Zamudio, por ejemplo, enfrentó a la sociedad de su tiempo para hacer valer sus derechos como persona. Admiro a Virginia Woolf y su obra me sirve de modelo. El hecho de que nadie se hubiera dado cuenta de que era merecedora del Premio Nobel, en su tiempo, y que si lo hubieran otorgado a otros escritores que ya pasaron al olvido, es porque todavía se presentan intelectuales que piensan que la mujer es un ser incapaz de competir con el hombre. Ingenuamente, con su galería de mujeres narradoras, Muñoz Cadima nos está ofreciendo un gueto, cuando de una vez la mujer debería ser integrada a las letras nacionales simplemente siendo distinguida y caracterizada por su talento creador.
Fuente: Los Tiempos

jueves, 12 de septiembre de 2013

Una novela de ciencia ficción, candidata a la novela alemana del año

Una novela de ciencia ficción, "Nicht von euch auf Erden" (Nada de vosotros en la tierra) de Reinhard Jirgl está entre las seis finalistas al Deutscher Buchpreis, que se entrega a la mejor novela en lengua alemana del año, cuya lista fue dada a conocer hoy por el jurado.
La otras cinco finalistas son "Nie mehr Nacht" (Nunca más noche), de Mirko Bonné; "Im Stein" (En la piedra), de Clemens Meyer; "Das Ungeheuer" (El monstruo) de Terezia Mora; "Die Sonnenposition" (La posición del sol) de Marion Poschmann y "Die Ordnung der Sterne über Como" (El orden de las estrellas sobre Como) de Monika Zeiner.
Jirgl, nacido en 1953, es un escritor ya consagrado que ganó en 2010 el Premio Georg Büchner, el galardón más importante que se otorga en Alemania a la carrera de un escritor.
Según el jurado del Deutscher Buchpreis, la nueva novela de Jirgl "nos lleva a un futuro lejano y a otro planeta" pese a lo cual está bastante cerca de nuestro presente.
Se trata de una distopía en la que sólo los libros dan testimonio "de una especia que fue llevada al hundimiento por su propia hybris".
Mirko Bonné, nacido en 1965, cuenta en "Nunca más noche" la historia de un dibujante que trata de elaborar el suicidio de una hermana mientras dibuja en Normandía los puentes que fueron claves para el avance del ejército aliado en la ofensiva final de la II Guerra Mundial.
Clemens Meyer, nacido en 1977, lleva al lector, en "En la piedra", al mundo de la prostitución en el que ve reflejado la evolución del capitalismo desde 1989 hasta nuestros días.
Terezia Mora (1971) cuenta la historia de un hombre que recorre Europa Oriental con las cenizas de su mujer, que se ha suicidado, en el maletero del coche.
Marion Poschmann (1969), que también se ha destacado como poeta, hace girar su novela "La posición del sol" en torno a un psiquiatra que tiene que elaborar el duelo de un amigo muerto y través de ello procura tratar un mapa de las relaciones entre el este y el oeste de Alemania.
Monika Zeiner (1971), única debutante en la lista de autores finalistas, acompaña en "El orden de las estrellas sobre Como" a un grupo de jazz durante varias décadas en una historia que oscila entre una novela de artista y una novela de amor.
El ganador del premio se dará a conocer el 7 de octubre en Fráncfort y recibirá 25.000 euros, mientras los finalistas tendrán 2.500 euros cada uno.

Fuente: http://eldia.es/vidaycultura/2013-09-11/19-novela-ciencia-ficcion-candidata-novela-alemana-ano.htm

EL CLUB DE LOS ESCRITORES INVISIBLES



Fuente: http://tendencias.vozpopuli.com/cultura/1260-el-club-de-los-escritores-invisibles
Arthur Rimbaud empezó a escribir a los 15 y a los 20 abandonó la literatura. Cormac McCarthy sólo concede una entrevista cada diez años. Juan Rulfo sólo escribió dos novelas y más nunca volvió a publicar...
Es un grupo raro; no del todo pequeño. No dan entrevistas, se esconden de la gente y dejan plantados a quienes los premian. Muchos hombres ambicionan lo que Griffin: moverse a sus anchas sin ser vistos. Pero no sólo el personaje de H. G Wells ansió la transparencia. Ya lo hicieron, a su manera, los Bartlebys que Enrique Vila Matas tomó prestados a Melville para su trilogía dedicada a los escritores que abandonaron su escritura. En la ficción todo es posible; o casi todo. La pregunta sería… ¿existen, acaso, los hombres invisibles? Sí, la historia de la literatura tiene entre ellos a unos cuantos.

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miércoles, 11 de septiembre de 2013

LA CIENCIA FICCION EN BOLIVIA: Resumen histórico

EL SOL TIHUANAKU

Fuente: http://amazingstoriesmag.com/2013/08/la-ciencia-ficcion-en-bolivia-resumen-historico/


Hasta fines del siglo pasado, no se tenían muchas referencias respecto al desarrollo de la ciencia ficción en Bolivia, y esto condujo a pensar falsamente sobre una carencia de obras de ciencia ficción en el ámbito literario boliviano. Miguel Esquirol Ríos e Iván Prado Sejas fueron los encargados de investigar al respecto, en distintos periodos, y encontraron un cúmulo de obras de ciencia ficción de autores bolivianos, y extranjeros con residencia en Bolivia.
El cuento “El joven que subió al cielo”, recopilado por Jorge A. Lira y traducido por José María Arguedas, de cuentos quechuas, parece ser el primer relato que contiene elementos de ciencia ficción. En el citado cuento aparecen alienígenas que vienen a la Tierra, y luego el personaje principal logra viajar fuera del orbe. El relato tiene también elementos de narrativa fantástica. El primer relato corto de ciencia ficción escrito del cual se tiene referencia es el “Don Quijote en el siglo XX”(escrito en 1965 y publicado años después) de Oscar Alfaro dirigido a jóvenes y niños. En este relato aparece descrito un viaje en el tiempo. Otro cuento relevantes es “GROHUMO”(1968) escrito por Ernesto Camacho A., donde el autor explora las dimensiones del Multiverso y viajes en el tiempo.

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RESPUESTA A UN JOVEN CRITICO

 El escritor orureño Adolfo Cáceres Romero. - Los Tiempos  | Usuario

Fuente: http://www.lostiempos.com/lecturas/varios/varios/20130825/respuesta-a-un-joven-critico_225806_487654.html

Por: Adolfo Cáceres Romero

Amo entrañablemente a mi país. Amo su cultura, que es riquísima y variada; amo su literatura y de ahí que le he dedicado gran parte de mi vida. Los cuatro tomos de mi “Nueva Historia de la Literatura”, son una muestra de ello. Aun sacrificando los cuentos y novelas que tengo a medias, voy trabajando el V volumen, dedicado, por una parte, a la literatura boliviana en el exilio y, por otra, a la novísima narrativa del siglo XXI.
Leo todo cuanto puedo, entre el sueño y la vigilia, porque, a los 76 años ya no me queda el tiempo que tenía cuando bordeaba los 30. Por ello descanso poco. Escribo porque con ello se me ilumina la vida. No espero nada más que se me lea, sin pensar en aplausos ni pergaminos. Aspiro a no haber vivido en vano, a ser útil. Aunque no me crea el joven Lavayén, amo la Carrera de Literatura de la UMSA, porque es la única que existe en el país y quiero que sea respetable y magnífica.
Existen talentos y figuras valiosas en su seno, lo sé. Pero algunos se muestran soberbios e infalibles. Consentidos, creen que todo lo que dicen está bien y nadie se atreve a tocarlos. No podía mentir y decir que su “Literatura y Democracia” era impecable si descubrí que no era así.
La suficiencia de ese equipo es dañina, por eso les señalo sus limitaciones. Exageraron tanto con Juan Pablo Piñeiro, al punto de que este  narrador se creía único y supremo. Para escribir su segunda novela, luego del éxito de “Cuando Sara Chura despierte” (2003), dijo que se iba a Cobija, a fin de concentrarse en su nueva novela y que no iba a leer a ningún otro escritor. Lamentable error. Cuando se escribe es el momento en el que más se debe leer. Vargas Llosa nos confiesa que antes de escribir leía a sus modelos, especialmente a los poetas.
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