Autor: Andrés Rodríguez
El
expolicía y detective Santiago Blanco se encuentra en la baranda del puente
Topater mirando el turbión en el río Rocha, en medio de la llovizna que cae sin
tregua en la ciudad de Cochabamba. En medio de la neblina surge una figura. Se
trata un mozo del famoso bar Américas. Es El Abrelatas —así lo llaman—, su
amigo exdelincuente. Se dirige al investigador y le cuenta que han robado el
cadáver de su hijo. Así comienza la obra Que te vaya como mereces, la
nueva producción literaria del escritor boliviano Gonzalo Lema (Tarija, 1959),
la misma que el pasado viernes fue anunciada como la ganadora de la XI edición
del Premio Internacional de Novela Negra
L’H Confidencial.
El
galardón, promovido por la Biblioteca la Bòbila desde hace 18 años, es
convocado por el Ayuntamiento del municipio catalán de L’Hospitalet de
Llobregat. Lema recibirá una dotación de más de 12.000 euros, además de la
publicación de la novela bajo el sello de Roca Editorial. La novela ha sido la
más destacada entre las 52 presentadas a concurso y el jurado ha valorado el
“reflejo que el autor hace de la realidad sociopolítica boliviana, que sumerge
al lector en la dura realidad
cotidiana de Cochabamba mediante una amalgama de personajes
excéntricos y perdedores”.
Lema,
Premio Nacional de Novela en 1998 y finalista del certamen Casa de las Américas
en 1993, cree que la importancia de la novela negra como testimonio de las
sociedades hispanoamericanas es capital. “La narrativa policial es un documento
de primer orden, para entender nuestro tiempo, la forma cómo vivimos. La novela
negra es un verdadero bisturí”, asegura. Lema admite, desde la comodidad de su
hogar, que cuando recibió el anuncio, hace casi una semana, se encontraba con
cierto desánimo. Solo días antes su novela se había caído en la votación final
de la 73 edición del Premio Nadal, que cayó en las manos de la escritora Care
Santos. La noticia sobre el L’H Confidencial lo reconstituyó. “Lo estoy
disfrutando”, dice sin poder contener la sonrisa.
Sarcástico
e irónico
Lema
se encuentra en la comodidad de la sala de su hogar. Viste unas pantuflas de
lana y un conjunto deportivo de algodón. Recuerda sus primeras incursiones como
lector en el género. Fue el intelectual boliviano Luis H. Antezana quien le dio
su primera pila de libros de novela negra, que incluían títulos como Los
mares del sur, del escritor español Manuel Vázquez Montalbán, hasta llegar
a Un ciego con una pistola, de Chester Himes, “que ya es más complicada
y densa en narrativa”, explica.
La
saga de su personaje cuenta con cuatro libros anteriores que, al igual que su
nueva entrega, reflejan desconfianza y hartazgo hacia un sistema judicial que
no funciona en Latinoamérica. Advierte que cuando las instituciones como la
policía están confundidas y mezcladas con la delincuencia, algo está fallando
con la ética. Para Lema, la profesionalidad sin ese sentido mencionado solo genera
desánimo, como el que se siente frente a la actividad política en el
continente: “Lejos de constituir un Estado institucionalizado, que trascienda a
las generaciones de representantes, más bien se empeñan en
desinstitucionalizarlo, en desagregar el cuerpo social, en aprovecharse a
nombre de la izquierda y a nombre de la derecha, a perpetuarse”.
Afirma
que América Latina es un escenario propicio para el género negro por su “manera
afiebrada de ver la realidad, casi delirante”. Añade que el crimen está ahí,
solo que a diferencia de Europa y otros continentes el delito se muestra con la
picardía del realismo mágico. En muchos círculos se describe a Lema como un
hombre serio y muy formal, según cuenta. Sin embargo, considera que el género
negro le permite ejercitar el sarcasmo y la ironía, y que incluso le sacan lo
socarrón y la desfachatez. “La escritura policial me pone a mis anchas, porque
es una mirada desde la cloaca de la sociedad, desde la mugre o pestilencia”,
afirma.
Algunos
colegas del personaje creado por Lema, otros investigadores como Philip Marlow
y Mario Conde parecen un alter ego de sus creadores, Raymond Chandler y Leonardo Padura,
respectivamente. Pero, ¿hay algo de Santiago Blanco en Gonzalo Lema? “Quisiera
creer que el sentido ético”, manifiesta. Dice que el detective, oriundo del
municipio de Punata, lo remite a su “feliz relación” con lo nacional-popular.
“Es pícaro, es un cholo punateño, comelón de comida criolla, le gusta
transpirar. Es un gran cervecero y un hombre sentimental, pero que también es
duro, sabe aguantar. Él es el ventrílocuo, yo soy el muñeco que escribe, eso es
todo, esa es la relación que tengo con él”.
Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2017/01/17/actualidad/1484612171_114451.html
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